Lo agradable del arte es que siempre van un paso delante de sus representaciones más avanzadas, pero con el tiempo también se deja definir. Así, el juego del arte resulta interesante, incluso cuando aborda el tema de su finalidad. Se trata siempre de un fin puntual al que seguramente siempre siguen otros fines. Pero ¿qué sucederá con el arte cuando, por influencias externas, ya no tenga ningún papel en este juego de la conciliación de las verdades?
Luhmann interpreta la tesis de Hegel sobre el fin del arte, en la cual plantea que dicho fin es compresible sólo en la medida en la que el arte asume que sólo tiene que tratar con sí mismo, puesto que siempre produce sus propios códigos y determina lo que es el arte. El presunto fin del arte es su propio take-off. Considerar a un objeto como artístico depende por entero del público receptor, así como el propio sistema del arte, que se halla en constante cuestionamiento acerca de cómo y dónde habrá de continuar.
La obra de Luhmann se distingue de las teorías de la sociedad más conocidas por su carácter innovador, por no buscar la unidad de la sociedad únicamente en las demandas étnicas y políticas, sino también en sistemas como la religión, la economía, la ciencia y el arte mismo. Sistemas que, aunque exhiben diferencias marcadas en cuanto a su función y forma de operar, presentan situaciones equiparables.
El presente libro forma parte de una serie de títulos en los que el autor expone su peculiar concepción de una teoría de la sociedad.
ÍNDICE
Reconocimientos
Prefacio
I. Percepción y comunicación: la reproducción de formas
II. Observación de primer orden y observación de segundo orden
III. Medio y Forma
IV. La función del arte y su proceso de diferenciación
V. Autoorganización: codificación y programación
VI. Evolución
VII. Autodescripciones