El papiro metálico que todos los días caía parsimoniosamente a sus espaldas y sellaba durante más de diez horas el mundo exterior, emanó un crujido discreto, pero perfectamente audible. Y antes de reemprender camino una voz chillona, ubicua, burletera, le advirtió acerca de las “miles de bestias ponzoñosas” que corrían bajo ella. Estaba ya negándose a adivinar cualquier intención alegórica en aquellas palabras, cuando empezó a sentir un cosquilleo en las plantas de sus pies que ascendió rápidamente hasta su cabeza y allí se convirtió en un zumbido insoportable. ¿Cuántos autos, en cuarenta años, había traspasado el túnel subterráneo que conducía al centro de Club? ¿Cuántos lo cruzarían mañana y pasado mañana? En medio del silencio masivo que se instalo luego, vio un desierto gigantesco y oscuro en cuyo horizonte rojizo sobresalían las ruinas de un edificio. La imagen la asusto tanto que sus espejismos se desvanecieron y volvió a su realidad habitual.
CONTENIDO
PRIMERA PARTE
SEGUNDA PARTE
TERCERA PARTE
CUARTA PARTE
QUINTA PARTE
SEXTA PARTE
LA REVELACIÓN