El panorama al que nos enfretamos es devastador. Estamos ante la posibilidad de extinción de nuestra especie y de tantas otras en el planeta, y todo por culpa de nuestra ignorancia e insensatez. El ser humano se ha convertido en una especie destructiva, que bien podría recibir el nombre de Matamundos.
Todavía estamos a tiempo de rectificar y dar la vuelta a esta situación, pero para ello tenemos que espabilar. Este libro es como una pequeña bofetada, una voz de alarma para que seamos conscientes de que es hora de parar de hacer daño a la Tierra: el aire contaminado, la comida que tiramos a la basura, las bolsas de plástico que arrojamos al mar, el calentamiento global…, no hay planeta que lo aguante.
Para ilustrar todo esto, el autor inyecta en sus dibujos una dosis de humor (negro en más de una ocasión, frívolo nunca), cuyo objetivo es que nadie quede indiferente. Son una invitación a reflexionar y profundizar un poco más sobre los distintos temas de un modo directo, emocional, sin recurrir a estadísticas ni cifras, pues estamos tan saturados de este tipo de información que sale a diario en los medios y redes sociales, que ya no nos hace mella.
Un discurso perfectamente construido, que contiene un mensaje muy necesario en el momento presente: rigor y crudeza, pero con un toque de humor que evite la paralización que genera la enormidad del reto que tenemos por delante.
Prólogo, por Maxwell Boykoff
Un par de comentarios
1. El efecto Matamundos (sólo acaba de empezar)
2. Matamundos S. A. (el negocio sucio)
3. Matamundos, ¡a matar!
4. Acto final (ser o no ser)