El conde Federico Tomás de Adlercreutz nació en Finlandia, en el seno de una antigua familia de la nobleza escandinava. Tuvo una educación esmerada y llegó a ser edecán del rey y diplomático sobresaliente. Por problemas financieros se vio obligado a dejar Suecia, su patria, a finales de 1819. Viajó a Londres, donde se enroló en la Legión Irlandesa y una vez en América se integró al ejército Libertador. Adlercreutz permaneció en América cerca de tres décadas, entre 1820 y 1849, y no hay duda que con su presencia se fortalecieron las relaciones de Suecia con las repúblicas suramericanas de Colombia, Venezuela y Ecuador.