El hilo que teje la vida es un libro en el que Juan Luis Mejía Arango reúne y complementa sus trabajos e investigaciones en torno a la cultura en Antioquia; ese gran tema que ha ocupado y que sigue ocupando su curiosidad e interés.
En ocho grandes capítulos el autor abarca desde la Antioquia minera de los siglos XVII y XVIII, hasta la industrializada de la primera mitad del XX, pasando desde luego por la convulsionada, politizada y cambiante del XIX. En ese recorrido extenso, que es tanto en tiempo como en espacio, Juan Luis Mejía nos muestra de qué manera la economía, la política, las disputas y los cambios en el paisaje determinaron nuestras manifestaciones culturales y, por lo mismo, ayudaron a labrar nuestra identidad.
Sabemos y conocemos de la Antioquia minera y comerciante de lo siglo XIX, pero no establecemos conexiones entre ello y manifestaciones artísticas muy arraigadas. Este libro nos recuerda que los carpinteros que trabajaron en las minas derivaron en ebanistas, o que fundidores de metales terminaron convertidos en fotógrafos.
O, ya en el siglo XX, que las textileras y las tabacaleras demandaron anuncios de prensa que fueron hechos de manera empírica por pintores, y así descolló el diseño gráfico y la industria litográfica en nuestra región. O que el aprovechamiento de las laderas de montaña para sembrar café, creó toda una forma de hablar, cantar, construir, cocinar y vestirse, que hoy reconocemos como parte de la idiosincrasia regional.
En suma, distintas formas de arte y manifestaciones culturales antioqueñas aparecen en este libro, acompañadas por los protagonistas y, además, salpicadas de anécdotas. El hilo que teje la vida es sin duda una obra rica en fuentes e investigación, pero es también un nuevo episodio en la conversación interminable que Juan Luis Mejía ha sostenido con sus lectores.