El texto que el lector tiene entre sus manos se ocupa de la crisis que entre 1821 y 1832 arrasó con la primera república de Colombia. Su autora subraya el protagonismo político del poder local, es decir, el de las municipalidades y las juntas populares de autoridades y vecinos de las villas y las ciudades, cuyas soberanías no pudieron o no quisieron ser expropiadas por la república, lo que propició que se constituyeran en la herencia pesada que las revoluciones legaron al siglo XIX. La extraordinaria movilización política de un conjunto de actores —individuales, pero sobre todo corporativos— y de dispositivos a los que recurrieron para tramitar sus demandas, estuvieron ligados a la cultura política de matriz católica. Tamizados a través suyo, los lenguajes revolucionarios, que circularon por el Atlántico y entre las Américas, se redefinieron de maneras que aquí se rastrean con atención. La crisis colombiana no desconoció formas de violencia; su papel fue marginal. Aquella república, nacida de la necesidad y que fue imposible porque no se pudo gobernar, propone elementos para pensar tanto las revoluciones como el largo siglo XIX de la actual Colombia.
Índice
Agradecimientos
Introducción
Abreviaturas
Primera parte: pueblo politizados
Capítulo I
Una república municipalista
Capítulo II
Los pronunciamientos
Capítulo III
La opinión al nivel de los pueblos
Capitulo IV
Las federaciones colombianas
Capítulo V
Las formas de la petición
Segunda parte: gobiernos de excepción
Capítulo VI
Las repúblicas de 1828
Capítulo VII
Las facultades extraordinarias y las dictaduras
Capítulo VIII
La desintegración de Colombia
Conclusiones finales
Bibliografía