
“En primer lugar, debo decir que ser profesor se convirtió en una realidad para mí, después de que empecé a enseñar, se convirtió en una vocación, para mí, después de que empecé a hacerlo. Comencé a dar clases muy joven, y claro, para conseguir dinero, un medio de vida; pero cuando empecé a enseñar, creció dentro de mí la vocación para ser profesor.
Yo enseñaba gramática portuguesa, y empecé a amar la belleza del lenguaje. Nunca perdí esa vocación.
Enseñando descubrí que era capaz de enseñar y me gustaba mucho, comencé a soñar cada vez más con ser un profesor, aprendí como enseñar en la medida en que más amaba enseñar y más estudiaba al respecto”.
-Paulo Freire-
CONTENIDO
Prólogo
El niño de la sombra de los palos de mangos
De Recife para Jaboatáo
De niño a gente grande, de estudiante a profesor
De Angicos para muy lejos
Pensando y viviendo, aprendiendo y enseñando
Juego de las palabras- semilla
Y esta historia, ¿acaba?