La escuela necesita abrir amplias y numerosas oportunidades a su estudiantado para la exploración, la investigación y la expresión creativa. Solo de esta manera ayudará realmente a la más integral formación de los niños, niñas y adolescentes que a ella acuden.
Esperamos que esta obra contribuya, dentro de sus posibilidades, a la construcción colectiva de tal escuela acogedora, fértil y plural. Está organizada en dos tomos y mantiene continuidad en la numeración de los capítulos desde el Tomo I al II, por eso apreciarán las lectoras y los lectores que este volumen comienza con el capítulo 13.
En este Tomo II dirigimos la mirada hacia una serie de actividades más precisas, que vienen a formar como los “ladrillos” de toda iniciativa mayor de índole investigativa.
Las hemos dividido en dos grandes bloques: I) Actividades de investigación, aplicación y reflexión, donde podrán encontrar sugerencias acerca de cómo apoyar a las y los discentes en el cumplimiento de diversas labores que merecen formar parte de buenas iniciativas de investigación estudiantil y II) actividades para la organización y la comunicación de lo investigado, actividades que resultan fundamentales en este tipo de trabajo, el cual no puede ser un simple hacer sino que exige del alumnado pensar sobre lo que se realiza, compartir procesos y resultados, discutir puntos de vista diferentes, e incluso ir cambiando ideas que se tenían, gracias al razonamiento y al debate.
Otro gran tema de nuestro Tomo II es el de los recursos para el aprendizaje. La escuela de la investigación no debe ser derrochadora ni ostentosa sino sencilla y sustentable, pero no puede ser mísera: con pupitre, pizarra y texto no es realmente posible su permanencia en el tiempo. En el libro destacamos algunos lineamientos básicos sobre el uso de recursos y recordamos aquellos que nos parecen más relevantes para el trabajo activo, diversificado y creativo del estudiantado.
En verdad, la educación que necesitan los seres humanos no se manifiesta todavía en el planeta a gran escala, pero ya es tiempo en este Siglo XXI de que nos acerquemos a ella. Es más, hace falta que lo hagamos si queremos sobrevivir como especie: la acción de la inteligencia colectiva es la que nos puede y nos tiene que sacar de la peligrosa montaña rusa que es el sistema socioeconómico dominante, con su consumo desmedido y a la vez muy desigual de escasos recursos naturales, la pobreza de tantos y la creciente contaminación de la Tierra. Dentro de un contexto social que tienda al cambio, se plantea el reto de una educación de nuevo tipo, a través de todas sus facetas y posibilidades: formal y no formal, en la escuela, en el museo, en el parque, en la fábrica, en el campo, en el partido político, en la comunidad…
El índice lo podrás ver adjunto en PDF.