La universidad pública es un escenario de crecimiento y generación de conocimientos y bienestar, un espacio donde la formación, la creación-investigación y la extensión impactan comunidades que, en su mayoría, carecen de medios para acceder a un derecho fundamental como la educación de calidad. Esta es la garantía que ofrece la universidad pública como marca social. No obstante, cada día es mayor la crítica a la educación superior pública, como una búsqueda de excusas para debilitarla y darle juego al mercado con la oferta educativa privada, que prioriza el costo-beneficio y que ve lo social como un valor añadido o una responsabilidad corporativa, más que como parte de su misión.
Esta investigación, resultado del proyecto “Entre capital social y capital cultural” —liderado por la Maestría en Investigación Social Interdisciplinaria y apoyado por el Instituto para la Pedagogía, la Paz y el Conflicto Urbano (IPAZUD) y el Centro de Investigación y Desarrollo Científico (CIDC)— indaga y caracteriza a la comunidad estudiantil como el capital humano de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas. El resultado es una fotografía de diferentes elementos de la comunidad estudiantil de la universidad que termina develando una identidad que se caracteriza por la desconfianza, un valor que actúa como el detonante de fisuras en el tejido social de la institución y que consolida un modelo institucional incomunicado de “archipiélago” —con islotes sin mayor contacto entre sí— donde la fragmentación predomina sobre lo común.