Ama a Dios y ama a tu prójimo como a ti mismo es el doble mandamiento que rigió la moral judeocristiana durante milenios. El mundo occidental se ha sostenido sobre estos dos pilares y con ellos ha conquistado el resto del mundo por la fuerza de sus armas y de su economía. A fines del siglo xix el terrible grito de Nietzsche se esparció por todo el planeta: Dios ha muerto. La muerte de Dios vació el cielo, que se llenó con las divinidades de la ciencia y de la economía. A comienzos del siglo xxi la globalización y la revolución informática favorecen nuestra solidaridad con personas lejanas. El amor por quien está distante se convierte rápidamente en una abstracción y, como en un círculo vicioso, esa tendencia se enlaza con la indiferencia hacia quien está cerca, nuestro vecino, como producto de la cultura de masas y la descomposición de los valores tradicionales. El hombre de las ciudades se siente, cada vez más, rodeado de extraños.
Autor: Luigi Zoja
Índice
Agradecimientos
Introducción
Lejos
La inflación de la distancia
Juntos
Nota bibliográfica