La poesía, más que una manera de escribir, es una manera de sentir. El lector encontrará en este libro que el autor se dedica a los atardeceres, a sus gatos y a escribir unos poemas extrañamente metafísicos. El lector encontrará en este libro que el autor se dedica a los atardeceres, a sus gatos y a escribir unos poemas extrañamente metafísicos.
Contenido
Prólogo
William Ospina
Arriba
Creo en ti
Gúdula
Lluvia
No iré hacia ti olvido
Mar amarillo
Maturín con Carabobo
Si alguien
Parga, Grecia, El Olivar
Para uno que se fue
Parque
Una canción de Jethro Tull para Charlie Pineda
Yo no podría
Viajero
Yo sé por qué
Y cuando alguien viene…
¿A quién esperas?
Míster
Vuelas Magritte
Para que tu nube nos toque
Para mí no has ardido lo bastante
Y luego colocas fuego y silencio
No ser
Lo que nunca sabrás
Para mí empiezas con la estrella
Nadie sino la lluvia
Sueño en el jardín de los músicos
Como una música
Si te llegara a mirar
Jardín
La noche de los tamarindos
Mientras teje la muralla
Es el sol en ti perfecto
Hacia el sol desnudo
La noche delicada
Tú que fuiste el mar
La resplandeciente limosna de una llave
El que se ha despedido
Budapest
Puente
Canción del prisionero por el sueño
Hay un guante para la tristeza
Al lado de la eternidad
De sombra estás hecho
Los ausentes, los dormidos
El día que llega
Actor
Desde el abrazo de la negación
Corazón verde despierto
Venidas del paraíso
Destino del viajero
Ven silencio
Todo tiene alma
De nunca cumplida cosechas
Donde antes
La soledad la luna
Hacia las ruinas de la eternidad
Tú servirás su comida
Meninas
Había una vez
Una mente hermosa
No vayas a herirme
Al pie de la puerta del desaparecer
A veces nos alcanza el amor
Yo sé que no existes
Paraíso perdido
Como algo que se apaga
Esto no es aquí
Almuerza sola
Tú conoces mi amor por ti
El insoportable error
Nuestra casa se ha marchado
Ya ni siquiera somos
El día se despierta
Algo
L’Hiver
Es sólo la ausencia de la tarde anterior